lunes, 9 de diciembre de 2013
El no era eterno, lástima.
Cuando en un siglo los seres humanos tenemos la dicha de contar con un héroe de la paz, de la tolerancia y del perdón, quisiéramos que fuera eterno.
Tantas virtudes en una sola persona es muy raro de nuestros días.
Todos esos años de cárcel y de sufrimiento, pudieron haber dado nacimiento a un ser amargado, triste y rencoroso. Pero su alma pura y brillante hizo que todos esos acontecimientos que atravesaron la historia, vinieran a reforzar la medicina que vendría a curar muchas heridas. La medicina de la tolerancia, la medicina del amor, la medicina del perdón. La sola y única medicina capaz de crear la UNION entre los pueblos.
Mas amor, menos rencor; mas tolerancia, menos desigualdad; mas desinterés, menos apego; mas armonía, menos discordia. Esa no es más que una ínfima parte de su legado.
Nos toca a nosotros continuar porque falta mucho por hacer.
Nelson Mandela no era eterno, lástima.
Gracias a Dios por habérnoslo prestado 95 años.
A-Dios Nelson Mandela. Y.C.
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